In Memoriam
Pedro Navarro Merino
Doctor en Pediatría
Presidente del Colegio de Médicos de Málaga
XVIII Jornadas Internacionales de Actualización en Vacunas
Queridos compañeros:
Recordar es vivir dos veces. La memoria hace justicia a la grandeza de lo humano. Escribió Goethe una sentencia preciosa que quiero compartir hoy con todos ustedes: «Dichoso aquel que recuerda a sus antepasados con agrado, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza, y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila».
En primer lugar quiero agradecer al Dr. Francisco Giménez la oportunidad que me ha dado de poder reflexionar en voz alta sobre un gran hombre y un ilustre pediatra como fue el Prof. Dr. Alfonso Delgado Rubio que de forma tan inesperada nos dejó. Todos los que lo conocimos sabemos que vivió de una manera tan digna que su muerte ha sido una injusticia.
Permítanme que comparta con ustedes algunos hitos biográficos del profesor Delgado para acercarles su trayectoria profesional y humana. Nació en Sevilla, pero se crio en Córdoba donde cursó estudios en la Salle. Comenzó la carrera de Medicina con solo 17 años en la Universidad de Navarra. Posteriormente se formó junto a prestigiosos pediatras en el instituto Gaslini de Génova y en la Washington University (EEUU), donde como profesor invitado a finales de los años 80 estuvo muy involucrado en la investigación y divulgación sobre el SIDA infantil donde era un experto internacional. Fue un innovador e impulsor de la detección y prevención del maltrato infantil, de la lactancia materna y la alimentación saludable en las primeras etapas de la vida. Mención especial merece su trabajo innovador y pionero a favor de la vacunación infantil, siendo un precursor de cursos de formación y difusión de la importancia de un buen calendario vacunal para la población infantil. Ha sido de las personas que mas han hecho por las vacunas en las ultimas décadas, desde el comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría. .Siempre defendió la relevancia e importancia de la medicina preventiva. También trabajó mucho en la concienciación de la sociedad en general y de forma especial en las mujeres jóvenes para que supiesen que el consumo de tóxicos, alcohol, tabaco, etc. puede tener grandes repercusiones en el desarrollo embrionario y fetal.
Obtuvo la Cátedra de Pediatría en 1978 a los 35 años. Tras un período corto en Sevilla, trabajó la mayor parte de su vida en el Santo Hospital Civil de Basurto como Director General y Jefe de Servicio de Pediatría. Todo esto siendo además Catedrático de Pediatría en la Universidad Pública Vasca. Fue un profesor absolutamente vocacional y muy querido por sus alumnos allí donde enseñó. Desarrolló una gran actividad editorial con más de 65 libros y tratados de Pediatría, que nos quedan para ser consultados, además de cientos de conferencias en más de 25 países. Deben conocer también que fue Académico numerario de la Real Academia de Medicina del País Vasco, Presidente de la Asociación Española de Pediatría ( 1998-2009 ), Socio de honor de las sociedades de Pediatría de Francia, Italia, Uruguay, Perú, Canarias y Córdoba, Coordinador del grupo de Sida infantil de la ASOCIACIÓN LATINOAMARICANA DE PEDIATRÍA ( 2000-2009 ).
En el final de su carrera fue Catedrático de Pediatría de la Universidad CEU San Pablo y director del Departamento de Pediatría de HM Hospitales en Madrid. A lo largo de su extensa vida profesional se le otorgaron 13 becas y numerosos premios de organismos nacionales y extranjeros. Quisiera destacar el que recibió del colegio Oficial de Médicos de Málaga que le concedió su premio AZAHAR en reconocimiento a su labor profesional y que tan intensamente agradeció por las circunstancias personales que atravesaba.
Debo destacar que como Presidente de la Asociación Española de Pediatría destacó por su gran labor de actualización y modernización de la misma, siguiendo los patrones de las sociedades internacionales mas prestigiosas, como la Academia Americana de Pediatría. Su labor fue espectacular consolidándola como una de las más importantes del España y el extranjero, siendo un referente para todos lo pediatras en muchos aspectos; sobre todo el comité asesor de vacunas. Ha dejado huella en su paso por la presidencia. La Pediatría Española y la Salud Infantil le deben mucho al Profesor Delgado y desgraciadamente
en vida no ha recibido ese reconocimiento.
Cuando lo conocí, yo era estudiante en la Facultad de Medicina de Sevilla y él Catedrático de Pediatría, desde el primer momento sentí que era una persona excepcional, sensible y muy cercano así como un gran apasionado de la docencia y de la clínica. Descubrí que más que un profesor, era un Maestro. No dudaba en inmolarse cuando lo creía necesario, sin ceder ni un paso en los principios y valores que él entendía debía defender; fue un hombre que no dejaba a nadie indiferente. Nuestra amistad se ha ido consolidando con los años llegando a ser como de la propia familia, hemos compartido muchos momentos y vivencias con mucha complicidad; soy de los que siempre ha estado y me he mantenido a su lado.
A sus amigos, alumnos y discípulos nos queda la responsabilidad para que su legado científico y su figura no se pierda en el olvido. Ha sido un ejemplo de estudio, dedicación, generosidad, coraje y excelencia, aunque algunos en su miseria particular hayan querido sembrar sombras sobre su persona.
El desarrollo de la Medicina ha ido siempre parejo al de la enseñanza de la misma. De forma generosa, el entendió desde el primer momento que el cuidado de los pacientes se debe aprender, pero siempre se debe enseñar. Manejamos una moneda de dos caras: la del aprendizaje y la de la docencia. Uno recibe por nada, mucho, y está obligado a entregarlo todo también por nada. Ese es el círculo virtuoso que está en la génesis de la profesión de ser médico. La sociedad así lo ha entendido siempre, y ha concedido privilegios a los que se ocupaban de la salud de los demás, siempre que de una forma generosa transmitiera su saber a las generaciones que le seguían y tuviera un compromiso ético con su profesión. Es un imperativo moral para todo aquel que quiera ejercer la Medicina: deberá preocuparse siempre por aprender y estará obligado siempre a transmitir sus conocimientos de forma veraz, rigurosa y generosa. Ahí es donde encontramos al Profesor Delgado.
He aprendido de él que la amistad verdadera supone un esfuerzo generoso por comprender las convicciones de nuestros amigos para respetarlas y así encontrar en ellos una roca en la que protegernos en nuestra vida. Las amistades se construyen con el pasar de los años, es decir, implican dedicar una parte de nuestro tiempo para ello. No obstante, ese tiempo no se mide ni calcula, simplemente se debe vivir y compartir. Las amistades verdaderas traspasan las barreras del tiempo porque no se imponen límites.
Me decía que a lo largo de la vida las personas experimentamos diversas circunstancias que pueden poner a prueba nuestra amistad. Sin embargo, si la amistad es verdadera y comprometida podrá superar cualquier malentendido o situación.
Entre amigos siempre habrá un punto de encuentro y otro de desencuentro, que lo importante es encontrar el centro de apoyo para la balanza se mantenga equilibrada e impere el respeto y la comprensión.
Debo aquí recordar también que su cariño y vinculación con Málaga fue intensa. En Marbella ha vivido en su segundo hogar durante más de 30 años. Le gustaba pasar largas temporadas junto a su
encantadora esposa Eva – verdadero soporte familiar-, resto de familiares y amigos.
Su casa era como un hotel, siempre nos acogía con agrado y cariño.
Alfonso tenía unas profundas creencias católicas y unas convicciones y valores inquebrantables, dejando huella allá por donde pasó. Destacaba en él sobremanera su pasión por España.
El profesor Delgado vivirá siempre en nuestros corazones y en nuestra memoria.
Se fue tres días antes de celebrar sus bodas de oro; pero a sus tres hijos -Alfonso, Javi, Ignacio-, a sus cinco nietos y a los amigos nos quedará el consuelo del recuerdo de haber estado al lado de un hombre extraordinario que ha dejado poso en la Historia.
Finalizo mi intervención con la sentencia de Jim Morrison : “Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo.”
Descansa en paz profesor, descansa en paz amigo. Todo se merecen los que piensan y viven por y para los demás.
Muchas gracias.