“El control de la pandemia sólo se logra si la vacunación es en todo el planeta”

El director del Instituto Balmis de Vacunas destaca en una entrevista en La Nación de Costa Rica que los países deben mirar más allá de sus fronteras.

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“De nada sirve tener una población altamente vacunada en un país cuando en otro país, a tres horas de avión o incluso menos, no están vacunando. El control de la pandemia es un control global”. De esta forma el director del Instituto Balmis de Vacunas, el doctor Francisco Giménez Sánchez,  ha destacado la necesidad de que haya vacunación a escala global y de que los países dejen de mirar solo hacia dentro de sus fronteras. 

El especialista en vacunas, quien ha sido consultor para la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha explicado los retos de la vacunación contra la covid-19 en una entrevista publicada en La Nación, uno de los principales periódicos de Costa Rica, tras participar en un foro organizado por Colegio de Médicos y Cirujanos costarricense.

  • ¿Por qué un país no puede sentir que está seguro cuando su tasa de vacunación es alta?

 A no ser que se elimine la circulación total de ese virus, como pasó con la viruela, siempre hay personas susceptibles, ya sea porque no se hayan vacunado ni se hayan infectado de forma natural o porque, por alguna razón, la vacuna no le funcionó de la misma manera.

Nunca tendremos un 100% de población protegida. Entonces, esas personas, aun en países con alta vacunación, son susceptibles de enfermar y de infectar a más personas.

Veamos Estados Unidos, que tiene un alto porcentaje de personas vacunadas, pero muchas que aún no tienen ni una sola dosis.

Entonces, esas personas susceptibles, que no son tan pocas, transmiten el virus. A mayor transmisión, mayores mutaciones, a mayores mutaciones, mayor probabilidad de variantes más transmisibles, y, en determinado momento, podrían darse variantes que escapen de la acción de las vacunas.

  • ¿Cómo influye en esto el ritmo de vacunación de los países vecinos?

En mucho. Las fronteras son dinámicas, la gente pasa por ellas todo el tiempo, y, si a un país con mucha vacunación llegan personas de un país con muy poca vacunación, ellos podrían infectar a los que permanecen susceptibles.

Vamos a tener importación de casos, ya sea de un país vecino, como en el caso de ustedes con Nicaragua, o en el de nosotros, de un país africano, o tal vez de países más cercanos, pero esto puede motivar más casos y esto también motiva la aparición de variantes.

  • ¿Cuál es entonces el camino por seguir?

La medida más contundente es llevar a cabo la vacunación en el menor tiempo posible, ojalá por debajo de los 50 casos por 100.000 habitantes.

Tenemos que volver la mirada a nuestro vecino de al lado o al del frente y ayudarle. El éxito de proteger a nuestro país va a depender en gran medida del éxito de quienes están cerca nuestro.

  • Es una realidad que en algunos países de África, Asia y América la vacunación no tiene la velocidad requerida, ¿cuáles son las preocupaciones de este ritmo?

El miedo que nos da es que no hayamos terminado de aplicar las dosis en todo el mundo y sigamos con coberturas vacunales bajas, cuando ya tengamos que poner refuerzos y se nos junten las primovacunaciones con los refuerzos.

Los datos que tenemos ahora mismo de laboratorios son optimistas. Parece que nuestro sistema inmune, a pesar de perder anticuerpos, sí mantiene memoria celular por si se encuentra con el virus, pero desconocemos el plazo.

Es probable que en un tiempo ya debamos tener refuerzos, adaptados a nuevas variantes. Lo bueno es que si tuviéramos una variante nueva que escapara a la vacuna se podría fabricar una a corto plazo. Todo sería mucho más rápido.

Van a ser fundamentales los próximos seis meses para ver cómo se han comportado los contagios.

Yo veo refuerzos a 2022, hay quienes dicen que a finales de año, yo no lo veo así. Esto no es ponerse a vacunar a lo loco.

  • ¿Cómo impactan en este juego quienes rechazan la vacuna y cómo convencer a quienes tienen dudas?

Cada dosis cuenta. Hay personas que tienen dudas razonables y es con ellos con los que debemos hablar. Conforme se ha ido avanzando con cada vez más vacunados, muchas dudas se han ido disipando.

Con estas personas debemos contrarrestar las dudas con información. Dar información veraz, científica y especialmente clara, para así combatir las pseudociencias.

Sí hay un porcentaje de personas que son muy diferentes y serán muy difíciles de convencer, que ya se definen como antivacunas. Siempre serán un porcentaje pequeño. Algunos están convencidos, otros tienen intereses económicos detrás y les interesa crear esos textos pseudocientíficos y que al final perjudican.

Lo mejor para combatir su acción es la buena información.

Fuente: La Nación.

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